Mandarin Oriental Barcelona
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El hotel Mandarín, situado en el Paseo de Gracia de Barcelona, es el resultado de un complejo ejercicio arquitectónico que resuelve, con elegancia y habilidad, la ubicación de un equipamiento de proyección internacional, en un edificio de la posguerra española situado en el corazón del ensanche Cerdá.
La intervención realizada sobre la antigua sede del Banco Hispano Americano, uno de los motores de la economía de posguerra española, parte de una reflexión en términos urbanos que consiste en entender el acceso al edificio como una prolongación del Paseo de Gracia, lo cual ha de permitir la continuidad del espacio público en su interior.
Con este objetivo, se proyecta un eje longitudinal, el cual comunica el edificio desde la calle hasta el interior de manzana. Este eje es un itinerario que recorre desde el Paseo de Gracia la siguiente secuencia: el Paseo de Gracia, el pórtico de entrada situado en la fachada principal, la rampa de acceso, que ofrece un recorrido ascendente y permite el desembarque en una posición central del edificio, el atrio de luces, que recibe iluminación natural mediante la claraboya cenital de vidrio, y artificial, el desembarque en la planta “mezzanina”, donde se sitúa la entrada al recinto cerrado del hotel y, finalmente, el interior de manzana, donde se localiza la terraza-jardín dominada por la fuerte presencia de la fachada interior, cuya intervención ha consistido en proporcionar un “velo” a la estructura original del edificio, conservando su volumetría.
La intervención realizada sobre la antigua sede del Banco Hispano Americano, uno de los motores de la economía de posguerra española, parte de una reflexión en términos urbanos que consiste en entender el acceso al edificio como una prolongación del Paseo de Gracia, lo cual ha de permitir la continuidad del espacio público en su interior.
Con este objetivo, se proyecta un eje longitudinal, el cual comunica el edificio desde la calle hasta el interior de manzana. Este eje es un itinerario que recorre desde el Paseo de Gracia la siguiente secuencia: el Paseo de Gracia, el pórtico de entrada situado en la fachada principal, la rampa de acceso, que ofrece un recorrido ascendente y permite el desembarque en una posición central del edificio, el atrio de luces, que recibe iluminación natural mediante la claraboya cenital de vidrio, y artificial, el desembarque en la planta “mezzanina”, donde se sitúa la entrada al recinto cerrado del hotel y, finalmente, el interior de manzana, donde se localiza la terraza-jardín dominada por la fuerte presencia de la fachada interior, cuya intervención ha consistido en proporcionar un “velo” a la estructura original del edificio, conservando su volumetría.